La pera la introducen los romanos por el Noreste de la península, iniciando el cultivo en tierras cálidas. Con el paso de los siglos en los nuevos cultivos, se han creado distintas variedades tanto de verano como de invierno. Desde entonces resultan una fruta habitual en la gastronomía de nuestras tierras.
Peras al vino, un postre clásico propio de convento, un buen recurso de invierno con las peras que se guardaban colgadas para mantenerlas como reserva de fruta fresca.
"Tras las peras, vino bebas, y tanto, que las peras anden nadando".
Vamos a fogones:
Ingredientes para 4 comensales:
4 peras de invierno.
Medio litro de vino tinto.
4 cucharadas de azúcar.
La piel de una naranja, solo la parte exterior, no la parte blanca.
Una rama de canela.
Un ramillete de menta.
100 ml de brandy.
Agua para cubrir las peras.
En una
olla, ponemos el azúcar hasta caramelizar.
Agregamos
el vino y dejamos disolver el azúcar.
Ponemos
la rama de canela, la piel de naranja y la menta.
Pelamos
las peras y las incorporamos a la olla.
Añadimos
agua hasta cubrir las peras.
Dejamos
cocer a fuego medio durante 15 minutos.
Añadimos
el brandy y damos el punto de azúcar.
Cocinamos
otros 3 o 4 minutos o hasta dejarlas al gusto de cocción.
Sacamos
las peras y reducimos el almíbar.
Una vez
frías servimos con la reducción del almíbar.
Resulta
todo un clásico utilizar vino tinto, pero igualmente se puede recurrir a vinos
blancos, vinos de Jerez, mistela, Pedro Jiménez, moscatel, malvasía o cava.
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