miércoles, 17 de abril de 2019

Potaje de habas


Una de las legumbres más consumida a lo largo de nuestra historia en toda la cuenca del Mediterráneo; se tiene constancia de su cultivo desde más de veinte siglos antes de Cristo.
Durante largos periodos de tiempo ha estado rodeada de supersticiones que tienen que ver con el escondite de las almas de los muertos, algo que duró hasta la Edad Media.
Hasta que los hebreos la incorporan en su cultura gastronómica, se utiliza más bien como forraje animal, pero con las hambrunas, se hace imprescindible en la cocina del pobre y en las campañas de guerra.
Alcanza popularidad con los potajes de Cuaresma.
Su harina se ha utilizado para mezclas, dando lugar a panes muy nutritivos en época de carestía.

 “A falta de gallina, bueno es caldo de habas”

Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

600 g de habas tiernas desgranadas.
200 g de panceta curada.
Una cebolla, 250 g.
Una cebolla de hinojo, 150 g.
150 ml de vino blanco.
Media rebanadita de pan.
6 dientes de ajo.
8 nueces.
4 cucharadas de orégano picado.
4 cucharadas de perejil picado
4 cucharadas de hierba buena picada.
Una cucharadita de comino.
Media cucharadita de pimienta.
Media cucharadita de nuez moscada.
2 cucharadas de vinagre.
100 ml de aceite de oliva.
Sal al gusto.


Con la olla al fuego y el aceite caliente, freímos hasta dorar  los ajos sin camisa junto con el pan y reservamos.
En ese mismo aceite freímos la panceta o 600 g de costilla de cerdo, manteniendo hasta dorar.
Añadimos la cebolla y el hinojo en juliana hasta pochar.
Ponemos las habas y cubrimos con agua sobradamente, manteniendo en cocción 15 minutos.
Entre tanto majamos en el mortero los ajos fritos, el pan, las nueces, el comino, la nuez moscada, la pimienta y las hierbas.
Incorporamos el majado junto con el vinagre.
Damos el punto de sal y cocinamos otros 5 minutos.

Las dejamos ligeramente caldosas y, a mojar pan hasta hartar.




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