sábado, 30 de marzo de 2019

Arroz con costra de setas y foie




Uno de los primeros arroces al horno de los que se tiene registro escrito, trata del arroz al horno cubierto de huevo, que nos transmite Ruperto Nola en su Libro de Guisados del año 1520. Era un arroz muy espartano, arroz, caldo, azafrán y huevo.
Esta técnica ha evolucionado muy poco; tan solo en las distintas variedades y combinaciones con diferentes ingredientes.
Por aquella época el arroz no era un bien al alcance de todos los bolsillos, por tanto era un plato propio de clases acomodadas; que además tenían horno.


Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

300 g de arroz redondo tipo Bomba.
200 g de garbanzos cocidos.
400 g de setas variadas.
150 g de foie.
6 huevos.
Medio litro de caldo de ave.
Una cucharada de ralladura de jengibre.
Una cucharada de ralladura de cúrcuma.
2 docenas de hebras de azafrán.
100 ml de manteca de pato o aceite oliva.
Sal al gusto.



En primer lugar calentamos el horno a 220 grados.
Entre tanto en una cazuela de horno, freímos las setas con manteca de pato.
Añadimos el caldo de ave, el arroz, los garbanzos, cúrcuma, jengibre y azafrán.
Cuando rompa a hervir, damos el punto de sal y metemos la cazuela en el horno a media altura, durante 15 minutos.
Sacamos del horno y repartimos el foie cortado a tacos tamaño media cuchara.
Cubrimos toda la superficie del arroz con los huevos batidos con un poco de sal.
El arroz ya estará casi seco y cocido.
Introducimos de nuevo la cazuela en la parte alta del horno, para que dore la costra durante 4 o 5 minutos.
Sacamos del horno y dejamos reposar unos minutos.
Las setas y el foie han quedado encapsuladas por la capa de huevo, manteniendo todos sus aromas y sabores.



Ollica de San Andrés





Típica comida del día de “la matanza”, día de mucho ajetreo y trajín en esa casa, casi un ritual pletórico de alegría en las casas humildes del medio rural.
Se iniciaban pronto los trabajos para matar al cerdo, concluir el despiece y elaborar los distintos embutidos llevaba su tiempo.
Se cocinaba un plato fácil de elaborar, para no tener que estar muy pendiente de la comida de los participantes. Aquí se aprovechan las partes del cerdo propias de la casquería externa.
“Para San Andrés mata tu res”


Vamos a fogones:

Ingredientes para 8 comensales:

Un repollo pequeño, 1 kilo.
Un morrete de cerdo.
Una oreja de cerdo.
Un rabo de cerdo.
2 manitas de cerdo.
500 g de costillas de cerdo.
Un hueso de jamón curado.
Una cebolla entera.
Un puerro trinchado finamente.
Una cabeza de ajos.
8 cucharadas de avellanas tostadas.
Un manojete de hierba buena, albahaca y perejil.
Media cucharadita de comino.
24 granos de pimienta verde en salmuera.
4 trozos de jengibre, 30 g.
8 cucharadas de alcaparras en vinagre.
Medio litro de vino blanco.
100 ml de vinagre.
Sal al gusto.


Cocemos las carnes 5 minutos a fuego rápido con abundante agua y sal; tiramos el agua y lavamos las carnes.
Ponemos de nuevo las carnes, el repollo entero, la cebolla, el puerro y el vino.
Cubrimos de agua y mantenemos la cocción a fuego lento (chup, chup), con la olla tapada durante hora y media.
Majamos las avellanas junto con la hierba buena, albahaca, perejil, pimienta, jengibre, el comino y lo añadimos a la olla.
Incorporamos la cabeza de ajos y el vinagre, cocinamos otra media hora y rectificamos de sal. El caldo se habrá reducido notablemente.
Sacamos el repollo y las carnes, las troceamos poniéndolas en una cazuela amplia.
Trituramos el caldo con la cebolla, el puerro, los ajos, hierbas y especias; lo colamos y lo ponemos por encima de las carnes y el repollo, a modo de salsa para mojar pan hasta hartar.
Acompañaremos el plato con las alcaparras en vinagre y unas avellanas tostadas picadas a maza y mortero.



Croquetones de Adafina




Después de aprovechar el cocido en sus tres vuelcos, quedaban sobras suficientes para hacer unas croquetas que resultaban la guinda del puchero. No se tiraba nada.

“Quien bien te quiere, te hará croquetas”

Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

400 g de garbanzos, verduras y carnes de cocido.
100 ml de caldo de cocido.
100 ml de nata líquida.
2 cucharadas de harina.
2 huevos batidos.
Media cucharadita de comino.
Media cucharadita de canela.
Una cucharada de azúcar tostada.
Harina, huevo y pan rallado para rebozar.
Sal y pimienta molida al gusto.
Aceite de oliva virgen extra para freír.


Mezclamos en frío la harina, hasta diluir en el caldo de cocido.
Añadimos la nata líquida y las especias.
Cocinamos hasta espesar y crear una salsa cremosa.
En una sartén, tostamos una cucharada de azúcar hasta hacerla caramelo líquido, agregamos un poco de caldo de cocido y lo diluimos.
Añadimos a la mezcla el azúcar tostado y los huevos batidos.
Picamos a cuchillo las carnes, verduras, garbanzos del cocido y las integramos en la salsa.
Dejamos enfriar en el frigorífico hasta conseguir una masa semisólida.
Formamos las croquetas de buen tamaño.
Las pasamos por harina, huevo batido y pan rallado.
Las freímos en aceite abundante a fuego fuerte.
Las apartamos dejándolas sobre papel absorbente.

Se pueden tomar calientes, o bien  frías envueltas en hojas de lechuga.


martes, 26 de marzo de 2019

Pastelillo de mendrugos



Hasta no hace demasiadas décadas, raro era no encontrar en cualquier despensa, unas mondaduras secas de naranja, pasas, frutos secos y algún que otro mendrugo.
Un recurso propio de invierno, que da lugar a un suculento y contundente postre apto para todos los bolsillos.
"Buscar mendrugo en perrera, mala quimera"

Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

70 g de pan duro.
600 ml de leche.
4 huevos.
6 cucharadas de miel, 75 g.
La piel de media naranja, solo la parte exterior, no la parte blanca.
Una barita de canela en rama.
50 g de orejones de albaricoque.
50 g de ciruelas pasas sin hueso.
50 g de uvas pasas sin semillas.
50 g de nueces.
4 cucharadas de azúcar.


Ponemos la olla a fuego lento con la leche, la miel, la piel de naranja y la canela.
Dejamos cocer durante 15 minutos y retiramos la piel de naranja y la canela.
Entre tanto caramelizamos el azúcar en el molde.
Esperamos que la leche se enfríe y alcance la temperatura ambiente.
Ponemos en el interior de la olla el pan, mezclando para que empape bien de leche.
Añadimos las nueces y pasas.
Batimos los huevos y los mezclamos bien con el resto de ingredientes.
Vertemos la mezcla dentro del molde, con su azúcar caramelizada en el fondo y paredes.
Ponemos el molde al baño María, dentro del horno ya precalentado a 180 grados.
En unos 40 minutos lo retiramos y dejamos enfriar para desmoldar.




"Escarbaeras", Patas de gallo en salsa



Un capricho de las cocinas domésticas más humildes.
Como ya era habitual por aquella época, “los señores” solo dejaban para sus siervos y lacayos poco más de la casquería, pues “para el pobre solo se dejan las sobras”. Eso no quita que la servidumbre espabile y oculte algún que otro recurso reservado para su señor.
Las patas de pollo son una pieza prácticamente desconocido en nuestra dieta actual, solo en algunos casos de la cocina doméstica más tradicional se siguen consumiendo.
Tienen una carne muy tierna y gelatinosa, baja en grasas, rica en colágeno y ácido hialurónico, recomendado para tratamientos de belleza, combaten la artrosis y problemas de articulaciones.
Las podemos conseguir en mercados y ciertos supermercados, ya limpias y blanqueadas.

"Mata gallo y comerás patas"


Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

Un kilo de patas de gallo.
2 zanahorias.
Una cebolla mediana, 200 g.
La parte blanca de un puerro.
4 cucharadas de almendras tostadas.
4 dientes de ajo.
Una cucharada de jengibre rallado.
Una cucharada de cúrcuma rallada.
200 ml de vino tinto.
50 ml de vinagre.
2 hojas de laurel.
2 ramitas de orégano.
100 ml de aceite virgen extra.
Sal y pimienta molida al gusto.
v Actualmente el plato se enriquece con tomate y pimentón dulce en el sofrito.

En una olla con el aceite caliente, freímos hasta dorar una rebanadita de pan, junto con los ajos sin camisa.
En el aceite restante, freímos la cebolla, el puerro y la zanahoria trinchados muy finamente.
Los mantendremos con la tapa cerrada hasta dorar y caramelizar; algo similar a una mermelada dorada.
Entre tanto majamos a maza y mortero el pan y los ajos fritos, con sal, pimienta y el orégano.
Agregamos el vino tinto junto con el majado, manteniendo la cocción hasta reducir el vino en su totalidad.
Incorporamos las patas y cubrimos sobradamente de agua.
Agregamos el vinagre, el jengibre, la cúrcuma y el laurel.
Mantendremos la cocción a fuego lento hasta dejar las patas suficientemente tiernas. Eso supone alrededor de 40 minutos.
Si nos pasamos de cocción, la carne de las patas perderá su textura.



Corzo en salsa de granadas




La caza ha quitado mucha hambre en este país, especialmente la caza furtiva, pues las proteínas animales no eran un bien al alcance de los bolsillos más flojos, esto obligaba a la gente a echarse al monte en busca de algo que llevarse a la boca, por lo general propiedad del “señor” de las tierras; dueño de todo lo que se menea y lo que no se menea dentro de sus dominios.
En plena Edad Media, el gusto por lo ácido era algo habitual.
Por lo general las carnes procedentes de caza, son más ácidas que las de origen doméstico. Esto nos lleva en la actualidad a equilibrar los guisos con algún tipo de azúcar o fruta.
En este caso se ha resulto con la granada.

Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

1 kilo de lomo de corzo.
2 cebollas, 250 g.
1 puerro.
Una granada grande, 500 g.
70 g de nueces.
15 g de jengibre.
Media cucharadita de canela.
2 ramitas de tomillo.
Una cucharada de harina, 20 g.
2 cucharadas de miel.
12 granos de pimienta negra.
100 ml de aceite de oliva.
200 ml de vino tinto.
25 ml de vinagre.
Sal al gusto.
Para la guarnición:
4 cebolletas tiernas y 4 zanahorias.


Salpimentamos, freímos y reservamos la carne cortada a tacos de 4 o 5 centímetros.
En el aceite restante, pochamos la cebolla y la parte blanca del puerro, hasta caramelizar.
Añadimos la granada desgranada, el vino, la miel, el jengibre, la canela, pimienta, las nueces mondadas, harina y el tomillo.
Dejamos cocinar a fuego lento 15 minutos.
Agregamos medio litro de agua, cocinamos otros 15 minutos, trituramos y colamos la salsa.
Incorporamos la carne, cubrimos sobradamente de agua y mantenemos la cocción a fuego lento hasta que la carne quede tierna. Eso supone al menos una hora.
Cuando falten 20 minutos para apartar la olla, ponemos el vinagre, las cebolletas y zanahorias.
Damos el punto de sal y pimienta.
La salsa debe de quedar de una densidad algo más fluida que la leche condensada.
Serviremos con nueces troceadas y granos de granada.

Emperador en parrillas



El pez emperador pertenece al grupo de los pescados azules, poco graso, ligeramente fibroso, con una textura más cercana a las carnes que la mayoría de los pescados. Proporciona un aroma y sabor característico sin llegar a ser fuerte, ni excesivamente oleoso.
Los pescados no estaban entre los platos preferidos de la sociedad, pero debido a la cantidad de días de Vigilia y Cuaresma que imponía la religión, resultaba casi obligatorio consumir pescado o desfallecer.
Los peces frescos de gran tamaño eran los preferidos; llegando a adquirir un carácter opulento en las mesas de las casas más pudientes.

 “Huyendo de la sartén, dio con las brasas el pez”

Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

4 filetes de pez emperador.
Una cebolla de hinojo, 200 g.
100 ml de aceite de oliva.
4 cucharadas de perejil picado.
4 cucharadas de albahaca picada.
4 cucharadas de mejorana picada.
4 cucharadas de orégano picado.
4 cucharadas de hierba buena picada.
4 cucharadas de eneldo picado.
Media cucharadita de pimienta molida.
100 ml de caldo de pescado.
100 ml de zumo de naranja.
100 ml de zumo de pomelo.
Sal al gusto.
4 cucharadas de alcaparras.

En una cazuela amplia con el aceite caliente, pochamos la cebolla de hinojo cortada en juliana.
Agregamos el zumo de naranja, pomelo y el caldo de pescado, manteniendo en cocción 10 minutos.
Añadimos las hierbas y damos el punto de sal y pimienta.
Entre tanto, salpimentamos y untamos con aceite los filetes de pescado.
Los asamos en las parrillas, a la plancha u horno hasta dorar ligeramente; solo sellar.
Incorporamos los filetes a la olla, ponemos las alcaparras y cocinamos otros 3 minutos.
Tapamos la olla, apagamos el fuego y dejamos reposar unos minutos para intensificar aroma y sabores
Serviremos con su salsilla y las alcaparras.



Empanada de bonito



La empanada o “tapada”, era una comida propia de viajeros, o trabajadores que pasaban algún día que otro fuera de su casa. Era una elaboración tapada, que permitía transportar los alimentos ya cocinados, con el relleno o ingrediente fundamental preservado del polvo de los caminos y de los insectos. La cobertera o masa era muy similar al pan.
Las empanadas gallegas aparecen talladas en el siglo XII en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, pero se tiene documentado su conocimiento desde la época de los Godos en el siglo VI.

"Nunca el diablo hizo empanada, que no quisiera comer la mejor tajada"

"El bacalao salado, y el bonito empanado"

Vamos a fogones:

Ingredientes para 4 comensales:

Para la masa:
500  g de harina de trigo.
200 ml de cerveza.
125 ml de aceite de oliva.
12 hebras de azafrán molido.
Una cucharadita de sal.

Para el relleno:
200 g de bonito.
2 cebollas, 400 g.
6 dientes de ajo.
100 ml de aceite.
Media cucharadita de pimienta molida.
2 cucharadas de jengibre rallado.
100 ml de zumo de naranja.
4 cucharadas de perejil.
1 cucharada de eneldo.
4 huevos cocidos.
Sal al gusto.
Un huevo batido para pintar la masa.

Disolvemos el azafrán molido en un poco de agua tibia.
A continuación amasamos la harina con el agua de azafrán y la cerveza a temperatura ambiente.
Añadimos el aceite y la sal, seguimos amasando hasta obtener una bola homogénea y dejamos reposar una hora.
Partimos la masa en dos trozos y los extendemos, uno para la base y otro para la cobertera.
En una olla con el aceite caliente, pochamos la cebolla junto con los ajos laminados.
Añadimos el bonito fresco troceado o desmigado, junto con la sal, pimienta, jengibre, perejil picado, el eneldo, el zumo de naranja y los huevos duros troceados.
Iremos moviendo y picando el pescado para desmigarlo.
Cocinamos hasta reducir el caldo en su totalidad, apartamos del fuego y dejamos enfriar.
Volcamos el relleno sobre la masa extendida, la cubrimos con el resto de la masa sellando los bordes.
Hacemos las chimeneas o respiraderos con la decoración al gusto de cada uno, y pintamos con el huevo batido.
Horneamos a 200º unos 20 minutos; hasta dorar.





Cordero tradicional al horno



“De la mar el mero y de la tierra el carnero”.
Se tienen referencias escritas del consumo del cordero en la península, desde 5000 años A.C.
Una de las carnes mejor valoradas en toda la geografía por todas las civilizaciones, siendo aceptada dentro de todas las culturas, especialmente por musulmanes y judíos.
“Ajo en el cordero es pecado, tanto en el guisado como en el asado”

Vamos a fogones:


Ingredientes para 4 comensales:

Cuatro paletillas de cordero lechal.
Manteca de cerdo o aceite de oliva virgen.
Sal y pimienta molida al gusto.
Un ramillete de tomillo.
Un ramillete de romero.
Un limón.
Un vaso de agua.



En primer lugar, salpimentamos la carne y la engrasamos con aceite de oliva o manteca de cerdo, para que no quede reseca.
Ponemos a calentar la cazuela de asado tipo “tostón”, (con tiras a modo de costillas en el fondo de la cazuela), así evitaremos que la carne esté en contacto con el agua.
Agregamos en la cazuela un vaso de agua con el zumo de un limón, las hierbas y la piel del limón.
Iniciamos el asado durante la primera media hora con el horno a 220º para sellar las carnes, de este modo conservarán mejor sus jugos.
Iremos bajando la temperatura hasta mantenerla a 170º.
Durante el resto del asado, iremos volteando y regando la carne, con los jugos y líquidos del fondo de la cazuela.
Una guarnición clásica de la época, consistía en asar cebollas en bandejas aparte, y servirlas trinchadas con los jugos reducidos del fondo de la bandeja del asado de la carne.
En esta ocasión, el asado se ha realizado en horno tradicional de leña, utilizando madera de roble.
Se ha iniciado el asado a 220 grados, sin rescoldo y con los tiros abiertos para que baje la temperatura gradualmente.
El asado ha durado 2 horas.