El rabo de toro estofado, ya era consumido en época de
griegos y romanos, llegando a asentarse como una exquisitez en el sur de
Andalucía.
Al parecer son los cordobeses los primeros que lo
cocinan en la península, siendo el colofón y plato emblema, al reconocimiento
de la faena premiada en las corridas de toros. A partir de ahí, el plato se
extiende por toda la geografía; llegando a ser cultura.
Vamos a fogones:
Ingredientes para 4 comensales:
Un rabo de
toro o ternera de 1,5 kilos.
Una cebolla,
250 g.
Un puerro,
100 g.
Una
chirivía, 50 g.
3 zanahorias.
Una punta de
apio, 20 g.
4 dientes de
ajo.
Una ramita
de tomillo y romero.
100 ml de
aceite de oliva virgen.
12 granos de
pimienta negra.
300 ml de
vino tinto.
50 ml de
vino Jerez oloroso.
Harina para
rebozar el rabo.
Sal y
pimienta molida al gusto.
*
Actualmente el guiso se enriquece con tomate y pimentón, alimentos que no llegaron
a nuestra cultura hasta bien entrado el siglo XVI.
En primer
lugar cortamos el rabo por las articulaciones, de este modo se favorece que
desprenda más gelatina.
Salpimentemos
y enharinamos los trozos de rabo, los freímos hasta dorar y reservamos.
En el aceite
restante pochamos las verduras trinchadas junto con las hierbas y especias,
manteniéndolas hasta caramelizar y conseguir un dorado intenso.
Añadimos el
vino tinto y dejamos reducir a la mitad.
Añadimos dos
vasos de agua, y dejamos cocer 15 minutos.
Trituramos
el resultado de la cocción y lo pasamos por el chino.
Incorporamos
el rabo y cubrimos sobradamente de agua.
Dejamos
cocer a fuego lento hasta que la carne quede tierna, pero sin llegar a
desprenderse del hueso. Entre tanto iremos espumando y desengrasando el caldo
con regularidad.
Añadimos el
vino Jerez, damos el punto de sal y rectificamos de acidez con un poco de
azúcar, si es preciso.
Reduciremos
la salsa hasta que los trozos de carne queden cubiertos por la mitad.
Apartamos la
olla, la tapamos y dejamos en reposo para intensificar aromas y sabores. Este
tipo de guisos gana en aroma y sabor preparándolo de un día para otro.
Por el
método tradicional a fuego lento, se requiere al menos tres horas de cocción.
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