Un capricho de las cocinas domésticas
más humildes.
Como ya era habitual por aquella época, “los
señores” solo dejaban para sus siervos y lacayos poco más de la casquería, pues
“para el pobre solo se dejan las
sobras”. Eso no quita que la servidumbre espabile y oculte algún que otro
recurso reservado para su señor.
Las patas de pollo son una pieza prácticamente
desconocido en nuestra dieta actual, solo en algunos casos de la cocina
doméstica más tradicional se siguen consumiendo.
Tienen una carne muy tierna y gelatinosa, baja en
grasas, rica en colágeno y ácido hialurónico, recomendado para tratamientos de
belleza, combaten la artrosis y problemas de articulaciones.
Las
podemos conseguir en mercados y ciertos supermercados, ya limpias y blanqueadas.
"Mata gallo y comerás patas"
"Mata gallo y comerás patas"
Vamos a fogones:
Ingredientes para 4 comensales:
Un kilo de
patas de gallo.
2
zanahorias.
Una cebolla
mediana, 200 g.
La parte
blanca de un puerro.
4 cucharadas
de almendras tostadas.
4 dientes de
ajo.
Una
cucharada de jengibre rallado.
Una
cucharada de cúrcuma rallada.
200 ml de
vino tinto.
50 ml de
vinagre.
2 hojas de
laurel.
2 ramitas de
orégano.
100 ml de
aceite virgen extra.
Sal y
pimienta molida al gusto.
v Actualmente el plato se enriquece
con tomate y pimentón dulce en el sofrito.
En una
olla con el aceite caliente, freímos hasta dorar una rebanadita de pan, junto
con los ajos sin camisa.
En el
aceite restante, freímos la cebolla, el puerro y la zanahoria trinchados muy
finamente.
Los mantendremos
con la tapa cerrada hasta dorar y caramelizar; algo similar a una mermelada
dorada.
Entre
tanto majamos a maza y mortero el pan y los ajos fritos, con sal, pimienta y el
orégano.
Agregamos
el vino tinto junto con el majado, manteniendo la cocción hasta reducir el vino
en su totalidad.
Incorporamos
las patas y cubrimos sobradamente de agua.
Agregamos
el vinagre, el jengibre, la cúrcuma y el laurel.
Mantendremos
la cocción a fuego lento hasta dejar las patas suficientemente tiernas. Eso
supone alrededor de 40 minutos.
Si nos
pasamos de cocción, la carne de las patas perderá su textura.
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